martes, 17 de noviembre de 2009

Aprender de los aciertos - Reforzamiento positivo

Un grupo de científicos del Massachussets Institute of Technology (MIT, en EEUU) han realizado un estudio neurológico con monos en el que se vé  que las neuronas individuales apenas reaccionan ante la experiencia de la equivocación. Eso implica que no mejora el comportamiento por error. En cambio cuando la respuesta tenía recompensa por acierto  las neuronas procesaban  información de modo más preciso y efectivo .

Los monos fueron situados ante un ordenador donde se alternaban imágenes que inducían a mirar hacia la derecha o la izquierda. Se estableció un sistema de recompensas por los aciertos. Los animales utilizaron la táctica de prueba y error para elegir la respuesta correcta.


A propósito de esta investigación , el profesor Luis Valero ,  ha escrito un acertado comentario situando los resultados desde el punto de vista de la Ciencia del Comportamiento, cabe decir la Psicología Conductual.

Las neuronas reflejan el reforzamiento positivo (se aprende de los aciertos)

Luis Valero Aguayo
Profesor Titular de la Universidad de Málaga
Dpto. de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico
Especialista en Psicología Clínica

Un reciente artículo de Histed, Pasupathy y Miller (2009) parece mostrar que las neuronas individuales reflejan el propio reforzamiento positivo en su proceso de adaptación y aprendizaje. En un estudio con monos en un proceso de aprendizaje discriminativo, han mostrado que las neuronas en el córtex prefrontal se activan y reorganizan mejor cuando tiene lugar un ensayo correcto (con reforzamiento) que cuando es incorrecto. Cuando hay un acierto las neuronas parece que permanecen activas más tiempo y reorganizan para el próximo ensayo, aumentando la probabilidad de acierto. En cambio, cuando hay un error apenas hay cambios en esas neuronas y el aprendizaje es más difícil que se produzca.

Parece que poco a poco el Sistema Nervioso Central (que ya no parece tan Sistema Nervioso Conceptual) va mostrando los mismos principios de actuación que ya vienen dados en las leyes de aprendizaje. Las consecuencias que siguen a una conducta, como reforzamiento positivo, son las que permiten la adaptación al medio y aumentar la probabilidad de que esa conducta se repita de nuevo; en cambio con castigo sólo se eliminan conductas existentes, y a veces sólo temporalmente, no se produce aprendizaje de nuevas conductas. En dos niveles explicativos diferentes, conductual y neuronal, las conclusiones son las mismas.
La lección difícil, cuadro de William-Adolphe Bouguereau
Sólo como ejemplo educativo, en una tarea de lectura o matemáticas de un niño, sabemos ya que señalarle los errores, castigarle cuando se equivoca o criticarle por que no ha hecho la tarea bien, no va a producir nuevo aprendizaje y no va a mejorar en su lectura o matemáticas. Es evidente que es mucho mejor resaltar los aciertos, alabarle cuando ha leído bien, o señalar lo bien que ha resuelto el problema de matemáticas, y seguro que seguirá aprendiendo más en su futuro escolar.
Original publicado en ConTextos


Noticia en la web Sciencie Daily
Reseña en el diario  El País
Publicado en Mr Reivaj 
Imagen: La lección difícil, cuadro de William-Adolphe Bouguereau 

1 comentario:

Anónimo dijo...

A todo esto, es preciso recordar que ya desde los años 70s en la neuropsicología se viene utilizando la hipótesis del marcador somático, a manera de explicación (operante) acerca de cómo puede una neurona favorecer funcionalmente ciertas sinapsis entre una diversidad inmensa de otras neuronas vecinas o distantes. Se considera que los aprendizajes se inscriben en el cerebro gracias a nuevos tipos de unión y organización neuronales que cambian entre sí sustancias proteicas (llamadas misterinas), útiles como signo de reconocimiento para enlazar o bloquear selectivamente grupos de conexiones sinápticas particulares. Dichas conexiones se forman en función a consecuencias adaptativas previamente reconocidas en la experiencia. Eso revela condicionamiento operante a nivel fisiológico, sin duda.
Saludos,
William Montgomery