viernes, 3 de febrero de 2012

Baltasar Garzón y la Indefensión aprendida

"Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo ,se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes, llenos de dudas"

Dos años después de este escrito inédito hasta ahora de Luis Valero Aguayo  se escenifican las consecuencias de las "enemistades peligrosas" que se granjeó el juez  Baltasar Garzón. 
 
Baltasar Garzón y la extinción de la memoria histórica

Un artículo de Luis Valero Aguayo escrito el 7 de Abril de 2010
En los últimos meses se vienen sucediendo en España diversos procesos al juez Baltasar Garzón, y se están produciendo manifestaciones, escritos, firmas en su defensa.
Desde este contexto conductual también quiero aportar lo que pueda como profesor universitario, como psicólogo, como padre de familia, como nieto de republicano, pero sobre todo como persona humana y universal para denunciar la injusticia y vergüenza histórica que esta persecución supone.
Este juez en España ha levantado y procesado todo tipo de delitos en su larga trayectoria profesional. Se le conoce como “super-juez” o “juez-estrella” porque se ha atrevido con los delitos más grandes y con los personajes pudientes más grandes. Ha procesado desde narcotraficantes a terroristas, de blanqueadores-de-dinero a políticos corruptos, y desde personajes de la derecha hasta personajes de la izquierda política. Ha destapado los grandes escándalos de los últimos 20 años en España y eso conlleva muchos enemigos y con mucho poder.
Uno de los supuestos delitos de prevaricación que se le imputan es haber iniciado el proceso contra el franquismo y la represión post-guerra-civil, cuando según la ley de la transición española eran delitos prescritos, pero según la legislación internacional y los derechos humanos un delito de genocidio político nunca prescribe.
Sólo en esta ciudad de Málaga donde vivo, había más de 3500 cadáveres enterrados en fosas comunes y tumbas anónimas represaliados durante todo el proceso de post-guerra, y no se sabe cuántos son aún los enterrados en las cunetas de las carreteras de la provincia. Hechos así no se olvidan, por mucho que hayan sido castigados al silencio obligatorio durante muchos años y al silencio “consensuado” durante otros muchos.

Desde el Análisis de Comportamiento sabemos que en la vida de una persona la ocurrencia de un evento traumático, aversivo, tiene múltiples efectos sobre su conducta.
Uno de ellos es que disminuye la probabilidad de esa conducta, y desde luego no se habla más de ese hecho o trauma, o no se realizan los comportamientos asociados a ese hecho, o se evitan situaciones similares a ese hecho. Pero también provoca efectos emocionales, respuestas emocionales negativas, en estos casos: rabia, agresividad,desesperación, impotencia, depresión, tristeza... En la mitad de la población española esas son las respuestas emocionales que aún no han desaparecido, la memoria no se ha perdido, ni las emociones asociadas a ella tampoco.
Desde la Psicología, y el Análisis de Comportamiento, sabemos que para que se extingan esos sentimientos negativos asociados a un fuerte trauma, ha de recordarse ese trauma, ha de verbalizarse, ha de reconstruirse verbalmente, para que al narrarlo se normalice y las emociones comiencen poco a poco su proceso conductual de extinción.
Si la persona no se expone nunca más a las circunstancias de esa situación vivida, evita siempre enfrentarse a ello, las emociones no desaparecerán nunca (algunos psicólogos hablan de “incubación de las emociones”).
Si realmente queremos cerrar heridas sociales y normalizar el trauma social, moral y emocional que supuso históricamente la guerra civil española, ha de verbalizarse, ha de describirse, se ha de conversar sobre ello con normalidad, se han de poner nombres a los sepultados, se han de poder contar historias a los nietos sin miedo.
Foto de Luca Piergiovanni para EFE

La llamada “Ley de la Memoria Histórica” solo pretende normalizar esa historia reciente de nuestra sociedad, si no se cumple y se impide a un juez justo impartir justicia histórica, entonces esas emociones no desaparecerán nunca.
Al igual que ocurre con la conducta individual, en la conducta de grupo social la verdadera extinción de esas emociones negativas sólo ocurrirá con la exposición progresiva y repetida a todos las situaciones, personajes, historias, y vivencias que provocaron esa tragedia social de nuestra historia reciente. De otra forma, si no se aprende de la experiencia, el comportamiento volverá a repetirse con errores.
A propósito de este artículo el profesor Santiago Benjumea ha hecho un comentario muy oportuno poniendo nombre a la sensación que se va apoderando de la gente vista la vigencia de este artículo dos años después de escrito, sumado a la crisis económica y a las respuestas que dan los políticos a  izquierda y derecha:
La indefensión aprendida. Esto es, la percepción de que nuestro futuro no depende de nosotros, ni de nuestro voto,
Malos tiempos éstos... ¿vendrán peores?.
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Para saber más :
Un ejemplo simple y brillante de Indefensión aprendida